lunes, 19 de octubre de 2009

LEYENDAS DEL BALONCESTO I. TONY KUKOC

Yo descubrí a Toni Kukoc un día pelándome ancá “Gorrión”, sí, hace ahora más de veinte años. Paco tenía puesto un televisor muy viejo, más que el de ahora, y estaban echando la final de la Copa de Europa de Baloncesto entre el Maccabi de Tel Aviv y la Yugoplastika de Split; como yo por aquel entonces ya jugaba en el Paradas, mientras Paco cortaba yo miraba de reojo la tele y no olvidaré jamás al 7 de los yugoslavos, Toni Kukoc.


Habrá mucha mucha gente que no conozca a Toni Kukoc, pero todo aquel o aquella al que le guste el baloncesto sabrá quién es ese tal Kukoc, un jugador de baloncesto nacido en Split (Croacia) el 18 de septiembre de 1968. Mide 2.07 m y pesa unos 107 kg. Su posición natural es la de 4 (ala pívot), pero por sus condiciones técnicas es capaz de jugar en varias posiciones del campo, desde el puesto de base, pasando por escolta y alero, hasta la citada anteriormente de ala pívot. Seguramente estamos hablando de uno de los mejores y más históricos jugadores europeos del baloncesto, siempre con su eterno 7 a la espalda.

Empezó a sobresalir desde muy joven, proclamándose campeón de Europa, primero en el campeonato Sub-16 en el año 1985 y, posteriormente, en el campeonato Sub-18 en 1986. Al año siguiente .en el Mundial Junior de Bormio Toni Kukoc se proclamaría campeón del mundo Sub-18 con la selección yugoslava y, él en particular, sería nombrado mejor jugador del torneo. Una selección encabezada por Radja, Djordjevic, Kukoc y Nebojsa Ilic se hacía con el título por delante de la poderosa selección de los Estados Unidos, con Larry Johnson, Gary Payton, Lionel Simmons o Brian Williams. Les ganaron dos veces, pero la primera, en un partido soberbio, Kukoc hizo la friolera de 11/12 triples para irse hasta los 37 puntos.

Lo de Toni Kukoc era lo nunca visto en Europa. De repente aparecía en la escena europea un 2.07 capaz de botar la pelota como un base, de correr el campo como un escolta, de tirar como un alero y de moverse al poste con la superioridad del pívot más técnico que humilla a sus rivales. De hecho, esa era la palabra que lo definía: era humillante. Nadie le hacia sombra. Y es que Kukoc, en aquella época, lo hacía todo, y todo bien.

Se trataba de un chico desgarbado, que parecía que se iba a romper en cualquier acción, pero que parecía que flotaba en la pista. Su clase, su determinación y su carácter nada egoísta le hicieron favorito de muchos, superando en popularidad, que no en carisma, al propio Drazen Petrovic. Estaba muy por encima de todo el mundo, y era prácticamente indefendible: si no posteaba frente a jugadores más bajos, salía hacia fuera para desequilibrar en el uno contra uno, o simplemente a botar el balón para sacar un pase sólo al alcance de los más privilegiados.

Europa se le quedó pequeña, sin duda. Era la referencia, tanto a nivel europeo como a nivel del Open McDonald´s, donde los equipos americanos terminaron por tener problemas siempre ante el equipo de Split. Volviendo con Kukoc, una vez que lo ganó todo en Europa, dio el salto a la NBA, donde cogió muchísima masa muscular, lo cual cortó de raíz su velocidad, y perdió protagonismo en ataque, especialmente al volver Michael Jordan, quedando como especialista ofensivo, eso sí, de primer nivel. La desidia acabó con su genialidad, aunque siempre sigue dejando destellos de su grandeza, y precisamente eso es lo que le diferenció de Petrovic: la actitud. Sin embargo, siempre nos quedará el recuerdo de sus años estelares en la Jugoplastika, donde fue la estrella más fulgurante de un equipo plagado de ellas, siempre al servicio de un grupo, repartiendo asistencias y anotando sólo cuando era necesario.


Y su palmarés no puede dejar indiferente a nadie: Campeón de Europa con Yugoslavia (1989 y 1991), Medalla de plata en los Juegos Olímpicos con Yugoslavia (1988) y con Croacia (1992), Medalla de bronce europea con Yugoslavia (1987) y con Croacia (1995), Campeón del mundo con Yugoslavia (1990), Bronce mundial con Croacia (1994), Campeón de la Euroliga con el Jugoplastika (1989, 1990 y 1991), Campeón de la NBA con Chicago Bulls (1996, 1997, 1998), 3 veces nombrado MVP de la Copa de Europa, 1 vez MVP del Europeo, 1 vez mejor sexto hombre de la NBA, además de títulos nacionales en la liga yugoslava e italiana.

El próximo 6 de abril se cumplirán 21 años de la mayúscula y más celebrada sorpresa del baloncesto europeo. Fue en Munich, dónde nuestro deporte llegó de incógnito junto a un equipo que por aquel entonces no pasaba de ser un invitado de cartón piedra en la fiesta de la que iba a ser la segunda Final Four de la historia de la copa de Europa. Estaban el Aris de Yannakis, Gallis y Subotic; el FC Barcelona de Epi, Solábazal, Sibilio, Jiménez y Norris; o ese tremendo Maccabi con Mercer, Jamchy, Magee y Barlow entre otros. Eran los tres equipos que salían como ganadores en las casas de apuestas que había y que el gran público ignoraba.

Los otros, el otro equipo, eran unos imberbes chiquillos llegados allí desde los Balcanes con el baloncesto puro y duro, desnudo, como único aval. Como se demostró después (y luego durante tres años), lo único que importa en un partido; en realidad, lo último a que se apela en los análisis previos de cualquier fase final. Llegaron los partidos, las semifinales y la final. El Maccabi 99-Aris 86, y el Jugoplastika 87 - Barcelona 77. Y llegó el 6 de abril de 1989 con el Jugoplastika 75-Maccabi 69, resultado que con los años ha significado una relectura de la historia baloncestística continental.


“Eran unos jugadores que vivían para el baloncesto. Para ellos el baloncesto era una creencia, una religión y, como digo muchas veces, estaban teológicamente enamorados de este deporte”. Al habla Bozidar Maljkovic, entrenador, padre y guía de ese genuino Jugoplastika, del equipo que formaban Dusko Ivanovic, Dino Radja, Toni Kukoc, Goran Sobin, Zoran Sretenovic, Luka Pavicevic, Velimir Perasovic, Zan Tabak, Pasko Tomic, Teo Cizmic e Ivica Buric. Con una media de edad de 22,9 años a pesar de los 32 que postulaba Ivanovic, su trabajo era ganar. Hoy, más viejos pero con la misma ilusión, siguen a lo suyo, haciendo profesión del baloncesto.



USA-YUGOSLAVIA. MUNDIAL JUNIOR BORMIO '87. TONY KUKOC 11 DE 12 EN TRIPLES




FINAL COPA EUROPA 1989




FINAL MUNDIAL 1990




ESPECIAL TONY KUKOC




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